El entrenamiento en altura es ahora obligatorio para los equipos del Tour de Francia: “Nos subimos a la bici, comemos, dormimos y volvemos a empezar”

Un desierto de piedras con un tono bronceado. El entorno es austero, reflejo de las tres semanas que los ciclistas del equipo Decathlon AG2R La Mondiale están a punto de vivir. «Aquí vivimos como monjes», confirma el escalador austriaco Felix Gall, quien a principios de junio participa con sus compañeros en un campamento de entrenamiento en alta montaña en la estación saboyana de Arc 1950. Una etapa «necesaria» en la preparación para el Tour de Francia, cuya ^quinta etapa, una contrarreloj individual de 33 kilómetros en los alrededores de Caen, revelará el estado físico de cada ciclista el miércoles 9 de julio.

"En casa, es imposible estar al cien por cien con mi hijo, que me despierta por las noches", dice Stefan Bissegger. "Aquí nos subimos a la bici, comemos, dormimos y volvemos a empezar... Todos trabajamos con un mismo objetivo: mejorar durante largos e intensos esfuerzos", explica el campeón suizo de contrarreloj de 2023, quien sufrió una caída durante la primera etapa del Tour de Francia 2025 y tuvo que abandonar.

El pueblo está desierto. Los cinco corredores, acompañados por un entrenador, un mecánico, un cocinero y un fisioterapeuta, ocupan un albergue similar al Hotel Overlook, el aislado establecimiento donde Jack Nicholson pierde la cabeza en la película de Stanley Kubrick, El Resplandor . La pequeña ciudad más cercana, Bourg-Saint-Maurice, enclavada entre las escarpadas paredes de las altas montañas, se encuentra en el valle, a unos cuarenta minutos en coche.

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